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Archive for 26 de agosto de 2010

Mire, de lo que  escribiré se bastante poco. Es más, sincerándome, casi nada. Más bien nada. Hasta aquí tiene posibilidad de dar vuelta a la página y ocuparse de algo entretenido.  Sustancioso. Lúdico. Pegarle con un bastón carísimo a una bolita que se tiene que atinar a un hoyito. Así de simple.

Paseando entre praderas de ensueño perfectamente rasuradas, rodeado de bosques que aminoran la asoleada, acompañado de un individuo que le carga su bolsa de palos y otros adminículos. Perfectamente vestido con ropa holgada, zapatillas especiales y una cachucha de vicerta tridimensional que consigne alguna leyenda que no sea:  ai lob tepatitlan (spanglich).

Los  que pululan por el ramo amateur pasean chacoteando con sus cuates que compiten por colocar la pelotita donde le dije, aunque casi siempre la atoran en trampas de arena o lagos o charcos artificiales,  acompañando el trayecto con bebidas espirituosas de marca reconocida. En el carrito sí acaso posee alguno se puede llevar hielos y hasta una licuadora para producir cocteles.

En la señal de paga se transmiten cantidad de torneos de esos profesionales. Durante todo el año. Femeninas y masculinos disputan cantidades apetecibles y se colocan arriba o debajo de par y terminajos así como muy especializados. Entre los machos, luego explico, sobresalía un tigre. Y supondrá que me volví  loco porque pasé de un jueguito mono  y me confundí con la tundra.

Ese felino resultaba todo un fenómeno. Hasta hace poco no había aquel mortal que le disputara una victoria. Los que miraban gritaban que era excelso. Su juego rayaba en la perfección. A mi me resultaba un tanto aburrido, quizá por ignorante, y solo corroboraba en la prensa su racha ganadora. Que se extendió por años.

Ganaba entonces casi todos los torneos sin despeinarse. Era el amo indiscutible del golf  mundial competitivo. Confieso que nunca lo he practicado. Sí acaso corrí en un campo de ensueño varias veces con el riesgo advertido de que me tocara una bola en la cabezota. Tratando de no estropear la tersura del césped recién cortado siempre.

Cuando padezco de insomnio sintonizo alguno en la pantallita, no importando donde se juegue y sin checar en que hoyo se estacionan,  y automáticamente desciendo o me sumerjo en  un letargo que conduce al sueño.  Todo es tan calmo y perfecto. Hasta la narración que semeja a una prédica carente de sonsonete.  

El Tigre, todavía con mayúsculas, ganaba millones. No únicamente pegando buenos y consistentes palazos, luego explico,  por doquier. Además vendía todo lo imaginable. Desde calcetines que le ayudaban a posarse firmemente en el grin, término golfístico, que no golfo, hasta lentes que le afinaban la vista para lograr el mejor put, otro vocablo del anteriormente citado.  

El negocio se derrumbó aparentemente por una calentura patológica. Al tigre le encantaban todo tipo de felinas a las que se cuchiplanchaba no importando lo que costara ese lance.  Así como ganaba gastaba en esa afición sexual en la que nadie reparaba. Es de color serio como Obama y esa diferencia racial le colocaba en una especial vulnerabilidad. Un negro jot para decirlo sumamente corto.

Otro miembro oscuro occidentalizado, domado,  que invadía impunemente territorio deportivo de blanquitos que le miraban al principio como de soslayo. Los medios de comunicación que mudan en dioses a los mortales que les dejan plata, ávidos de vender mercancía así pueda resultar baratijas, hasta caca, no era el caso, una vez que se les puso a tiro lo encueraron, mostrando sus partes pudibundas,  y le  despellejaron hasta casi aniquilarlo. De chou most go.

Los anglosajones, por ejemplo,  en el caso de las calenturas juveniles de Clinton al que le gustaba que se le sorbieran la banana, al lado de los archiveros de la oficina Oval, a pesar de la extendida moral calvinista, se opusieron a defenestrarle, aunque le tupieron duro exhibiéndolo aquí y allá. Un lío de muchísimas faldas que se amplifica con fines aviesos. Con tiger (minúscula) no resultaron tan permisivos.

Como corresponde a todo ídolo mediático, sus promotores y maquillistas, le habían construido una imagen de hombre perfecto. Padre de familia ejemplar, que prodigaba mamilas todavía con la resaca del último triunfo, casero, que paseaba al perro por  la mañana, le hacía los guafles a su señora blanca, ojo con esta tonalidad y colgaba la ropa con ganchos en el traspatio.  

Cuando sus novias de ocasión, incentivadas $$$$$$ por los patrones del espectáculo, ávidos de carroña, contaron sus aficiones, que finalmente eran actividades privadas de un golfo público, el marqués de Sade parecía un cura de parroquia bobito que solo se dedica entre rezo y oración  a tocarle sus partes nobles a los infantes del coro.

Perdió además de la mayoría de los torneos cuando regresó, porque había amenazado con retirarse, amigos, patrocinadores, fanáticos, novias potenciales, y el negocio del golf se precipitó en una pendiente donde se dejaron de obtener millones de billetes verdes.

Bajaron tanto la asistencia como la videncia de torneos, a lo mejor, hasta la práctica y el comercio y promoción masiva, aunque es actividad elitista, de todo tipo de bisutería que rodea y envuelve este deporte. ¿Lo será?  Hoy Woods anda tratando de regresar triunfante. Era urgente reactivar ese negociazo que se precipitaba al agujero y no del campo golfista.

No ha ganado hasta hoy, uno solo de los 9 torneos este año, y liga, para eso era muy bueno con las féminas, 10 majors sin victoria. Pega cantidades excedidas  de bastonazos cuando debería otorgar menos de 70 en cada ronda. Otro felino al que le limaron las garras.

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Por Mapal.

Así como están los que subliman la tenencia del balón como mérito propio, también aparecen otras visiones que intentan descifrar con el razonamiento y la cabeza lo que se concibe con los pies y la intuición. Difícil y, al mismo tiempo, tarea que bordea todo relativismo.

 Atacar con alfiles, caballos y torres en el ajedrez del fútbol resulta atractivo para la vista. Y si además se lanza a la reina –como si lo anterior fuera poco– se está en presencia de un estratega “osado”, digno de imitar y aplaudir. –Dice el lego del periodismo especializado.

Es una forma de ver. Otra, por ejemplo, es mirar desde atrás y descubrir a un rey abandonado a su suerte, tal vez con un par de peones haciendo las coberturas de rigor, pero limitados en sus movimientos.

 La ejemplificación del Inter de Mourinho es el nuevo sistema de ataque que algunos entrenadores han registrado en sus libretas. No muchos lo ejecutan por ahora, pero conforme los resultados acompañen y validen la táctica, esta tendencia debería ir en aumento, como parte del carácter evolutivo / involutivo del fútbol.

 El 1-0 es el resultado más usual en el balompié de alta fricción, el que ahora se ve en “alta definición”. Resultado muy recurrente en las copas del mundo, cuando los tres puntos representan un 33% de las posibilidades netas de avanzar a la siguiente fase.

 Por eso es que el fútbol de selección es tan distinto. Se juega gran parte del llamado honor deportivo y no hay mucho espacio para el error. Muchas de las selecciones nacionales aglutinan los planteles más ricos del mundo, pero no, necesariamente, los mejores equipos. A diferencia de los clubes, no realizan pretemporada; no se concentran semana a semana; y hasta la nómina, que varía para cada convocatoria, impide la cohesión del grupo.

 En un mundial de fútbol se desnuda la identidad y nivel de los mejores exponentes del balompié. De la misma forma, estos mega-eventos representan nuevas oportunidades de medir o palpar esto de la evolución / involución del deporte.

 España se salió con la suya y se especula que el entrenador más feliz del mundo no fue Del Bosque, sino que el bueno de Pep Guardiola, quien además de celebrar por la patria, también lo hizo por el estilo de juego que lo vio nacer y ganar toda competencia en 2009.

 La Selección Española de Fútbol no tuvo tanta posesión como Barcelona, pero siempre estuvo acariciando el 60%. No obstante, en los inicios de la travesía, Suiza dio las pautas para vencerlos, jugando a lo Mourinho. Posteriormente, como era de esperar, Honduras no fue lo suficientemente profundo. Luego Chile tuvo la gran chance de eliminarlos directamente en primera fase, pero un error de portero y una expulsión algo inapropiada aunque sobre todo evitable –caída de Bielsa al alinear a un falto-de-fútbol Estrada y más aun mantenerlo en cancha luego de una tempranera tarjeta amarilla– cambiaron el rumbo del encuentro y abrochó la confianza definitiva que necesitaban los españoles para llegar lejos en esta copa.

 El juego de Don Vicente y sus dirigidos está lleno de hype –como diría un suspicaz cronista gringo–. Sólo tuvo su cúspide de rendimiento en el partido contra Alemania, y con unos teutones como estrechos colaboradores gracias a su bajísimo nivel. Pero antes de llegar a esa instancia, de no ser por el individuo llamado Villa… “Villa-maravilla, Villa-maravilla” como vocifera Manolo del bombo, la banda de Xavi e Iniesta no habría completado la gira sin su vocalista asturiano.

 En Sudáfrica 2010, España estuvo constantemente más cerca de la derrota que del triunfo. Como fue y es costumbre, dominó el mediocampo a voluntad, pero las figuras del equipo –más allá del otro hype (invento de la prensa, “los bombos y platinos”) Andrés Iniesta– fueron el ya mencionado David Villa y el portero Casillas.

 San Iker estuvo siempre ahí, al igual que Villa-maravilla:

 – Honduras, defensivo a más no poder. España sin ideas, complicada por el cerrojo pero: Villa-maravilla x 2. Y pudo ser por tres si no desvía su penal.

– Chile, jugando de igual a igual, preocupando a un mediocampo español inusualmente emparejado en posesión pero: Villa-maravilla x 2 nuevamente (un gol y un pase-gol)

 – Portugal, de juego muy mezquino, apostando a alguna genialidad de un CR-9 (nueve negativo) y con su portero de figura, pero: Villa-maravilla, en offside… ¿y los reclamos? A la fifa.

 – Paraguay ralentizando todavía más el juego español, con una modorra como con la idea de saltarse todo trámite y jugar de inmediato los penales, pero: San Iker en primera oportunidad y Villa-maravilla nuevamente con ayuda, esta vez de los palos.

 – Alemania: aquí sí se vio lo mejor de España. A ratos parecía una exhibición de fútbol-sala. Poco para objetar; sólo el espejismo de una Alemania inexistente en aquel encuentro… ¿y los reclamos? A la AFA.

 – La final: ¿Arjen Robben decidió mal? Si esa jugada la repiten 10 veces, nueve son gol. La otra la tapa San Iker.

Y luego, con todo neerlandés empachado incluido Heitinga que prefirió irse antes a las duchas, Iniesta pone la guinda para que el marketeado equipo endiose a su figura.

 España jugó a lo suyo, sin dudas. Pero su esquema no ganó el mundial, a no engañarse. Los goles no vinieron producto de su dominio y toqueteo en mediocampo. Incluso, en su mejor partido no fue otro pulpo que Puyol, quien registra 9 goles en 420 partidos oficiales, el que les salvó la paella. Y lo de Carles fue premio a la insistencia, donde saltó con fe de evangélico en procesión y atinó la testa en una incrédula zaga germana.

 Lo importante para el fútbol ibérico es que demostró que se puede coronar a pesar –y no a partir– de los dos tercios de posesión estéril de balón. Estuvo constantemente un 70% más cerca de la muerte, sin embargo, lo más rescatable, disculpando los ta-lentos Xavi e Iniesta, fue la confirmación de un goleador y el resurgimiento de un portero, los auténticos “titanes” de la furia vencedora.

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Hoy cumplimos 2 meses.

  Felicidades a todos los que nos siguen, colaboran, contestan, reclaman, aclaran y en fin…. Los que en conjunto construimos este espacio diferente, que hoy es una realidad y un gran éxito.

 Sigamos haciendo grande este esfuerzo de expresión independiente, sin censura y de absoluta libertad.

 Adelante, el futbol y otros deportes esperan de  nosotros, una visión en un ángulo diferente del usual, como lo hemos pretendido hacer en estos 60 días.

 De nuevo felicidades….. este es su espacio. El de todos.

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