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Archive for 18 de agosto de 2010

Por Mapal.

Pero no me refiero a féminas practicando el deporte, sino que a las mujeres de los futbolistas. Ve que la mayoría son modelos o mozas de la farándula y espectáculos de diversa índole. Por ejemplo, entre los jugadores de la selección francesa de fútbol de la década más exitosa que tuvieron, del ’96 al ’06, con sus señoras o cónyuges, podrían haber confeccionado el Catálogo Mujer de cualquier pasarela de moda en Milán o Nueva York.

Y es que si no son maniquís parece que no clasifican para los futbolistas. Ya no se ve la romántica historia del jugador que se casa con aquella sacrificada joven, la novia de la infancia, esa que lo iba a ver a los partidos del potrero, que fue paño de lágrimas el día que no quedó en la selección del club regional, o que le preparaba los ungüentos para los pies y así sanar esas rebeldes lesiones producto del empobrecido calzado con que jugaba.

Sucede que muchas veces el valor del dinero nos hace perder de vista el valor de la vida. ¿Será tan así?
La verdad nunca lo he experimentado. Jamás he cobrado un cheque de siete dígitos…

Pero volviendo a las mujeres, le voy a contar una doble curiosidad: primero, que el apellido se escriba igual que el nombre del país resulta llamativo, más aún si aparece en una nómina de selección. Es lo que sucede con Stephen Ireland, de la República de Irlanda (Ireland en inglés).

La segunda curiosidad de Ireland (el jugador) es su mujer. La chica, cuyo nombre no viene al caso, no es famosa, hizo una urgente llamada telefónica a mediados de septiembre de 2007, donde habló con Steve Staunton, el blondo ex defensa irlandés que en ese entonces era el adiestrador de la selección de su país. En esa conversación le pide al entrenador que hable con Ireland y le comunique que su abuela materna había fallecido recientemente y que debía volar de inmediato a casa.
Staunton, sin dudarlo, permite la salida del volante del ya mencionado “Master-card City” y hasta le facilita un jet privado para su traslado.

Luego de la noticia, la prensa local, en busca de más antecedentes, descubre que la abuela materna de Ireland no estaba muerta, sino que bien sentada en su mecedora viendo una película de vikingos.
El futbolista explicó que esa no era su abuela fallecida, sino que fue la por parte de padre.
Los tabloides, a estas alturas un poco más desconfiados, vuelven a dar con una nueva mentira, pues su otra abuela tampoco había muerto y se encontraba de lo mejor practicando el críquet submarino, deporte en boga de las costas británicas.

Resumiendo, el mitómano de Stephen Ireland tuvo que reconocer la verdad. Una verdad bastante fuerte: su novia había sufrido un aborto espontáneo, y fue justo antes del partido que disputarían irlandeses y checos. Encuentro que fue decisivo para las clasificatorias a la Eurocopa 2008, donde Irlanda perdió y desaprovechó sus posibilidades de llegar al magno evento europeo.

Desde esa fecha Ireland no es llamado nuevamente para jugar en Ireland. Y, hasta hoy, todos se preguntan por qué la pareja no dijo la verdad desde un comienzo, si ya era motivo suficiente para dejar ir al jugador en socorro de su enamorada.

No le digo, mujeres y fútbol: incompatibilidad imprescindible. Belleza.

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Sabemos que el fútbol es amado por millones de personas y es que a veces logra sobrepasar la barrera de lo racional y se adentra en los rincones más profundos de nuestro ser.

“Vivir por el fútbol” antes era una expresión, pero ahora se ha convertido en una realidad para muchos…Yo no sé ustedes, pero mi vida se encuentra basada en este deporte y sí, ¡soy mujer y qué!

Es difícil sobrevivir en un deporte tan lleno de testosterona y en el cual las mujeres casi no figuran, a menos que sean las suculentas edecanes del medio tiempo o Larissa Riquelme.

Yo siempre he dicho que la belleza y la inteligencia sí pueden convivir, pero la realidad es que a muchas mujeres nos gusta más recibir la mirada “sabroseadora”, que una mirada de admiración.

Gracias a Dios, hoy en día hay mujeres en el medio pambolero que logran un balance entre atractivo físico y conocimiento, y gracias a esto hemos ido encontrando espacios para hacer nuestra jugada dentro de la cancha.

Y créanme que el punto no es hacerle la competencia a los hombres, simplemente encontramos la misma razón que ustedes, para dedicarle tanto de nuestra vida a este deporte.

Recuerdo tantas veces que me dijeron: “tú debes de ser el sueño de todo hombre porque te gusta tanto el fútbol”… ¡Error! Tantos hombres me botaron porque “ninguna mujer les iba a enseñar de fútbol”.

Las mujeres futboleras tenemos que batallar con dos cosas principalmente: la primera es ganar la credibilidad de los hombres (y encontrar un balance entre credibilidad y que no se sientan amenazados) y la segunda es con las mismas mujeres.

Siempre he dicho que lo peor que alguien me puede decir en la vida es: “pero seguro a ti te gusta el fútbol por los futbolistas ¿no?”. Pues no, pero entiendo el punto porque muchas mujeres lo ven por esta razón…

Nunca falta el comentario cuando, por ejemplo, dices: “me gusta Pablo Barrera” y te responden: “ay pero si está feo”… Y precisamente ese no es el punto al que quieres llegar con ese comentario; estará feo pero ¡ah cómo lo extraño cada que juegan mis Pumas!

Cabe mencionar que en lo absoluto critico a quienes viendo un partido, sólo esperan el final para ver cómo intercambian playeras, simplemente habemos otras que tenemos que cargar con el estereotipo de la mujer en general y tenemos que luchar todos los días porque nos tomen en serio.

Por otro lado, cualquier mujer que niegue rotundamente el observar el físico de los jugadores, está mintiendo… También tenemos que saciar el apetito con un buen taco, simplemente en casos como el mío el juego sobrepasa al hambre.

El punto al que quiero llegar es que el juego desde el otro lado del estadio se vive diferente. Lamentablemente como mujeres todavía no llenamos nuestra parte de las gradas, pero estamos haciendo ruido y seguiremos dejando todo por este ilustre deporte.

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Percibo, tómelo con reserva, cierto por falsario ánimo de que las chivas vergareanas podrán realizar “la hombrada”,  nunca la feminada se redacta, de retornar con la Libertadores para sus vitrinas y la del balompié azteca, televiso.  Intuición mujeril a pesar de militar genéricamente en lo contrario. ¿Será?

Apostar por los tapatíos en condiciones desventajosas evidentes frente a los Internacionales sería una temeridad. Querer perder billete cuando anda tan escaso. Hacer “la chica”. Invertir uno para ganar cinco o más en caso de remontar. Ya informarán las casas de apuesta lo conducente.  

Los que poseemos, en contraposición de tundemáquinas (periodistas de radio, tv e impresos) optimi$ta$ de siempre que intentan tripular ánimo colectivo para venderles espejitos por orito  y tenerles pegados a la pantallita o textote, cierto derrotismo o pesimismo sustentado en hechos, a veces incontrovertibles,  semos mirados con desprecio.  

A lo mejor sus jefes de redacción o patrones de aquellos o hasta de más arriba los incitan, sutil o contundentemente,  a que difundan positivismo comercialote a la sociedad ávida de buenas nuevas entre tanto charco de sangre que brinca cada día.

El rebaño de la marca Omnilife posee en realidad, después de lo mirado en el partido de ida, muuuuuy pocas posibilidades de triunfar. Pero eso que es un detalle mayúsculo no cuenta para barras y fanáticos que deben estar a morir con sus colores. Hay que pensar positivo me aventaran los neuachianos (new age). Predispones derrota con pensamientos contrarios. Omn…. Omn…  

En diarios y medios electrónicos variaditos, como alentando la esperanza, se acude  a las estadísticas futboleras que advierten de la capacidad de remontada que poseen los competidores mexicas cuando viajan fuera del terruño a competir.  Y entonces se tuerce un poco esa desconfianza.

Las declaraciones de los pateadores rayados son puros lugares comunes que confunden deseos con realidades. Simplificaciones de analfabetas funcionales que les cuesta trabajo emitir oraciones con sujeto, verbo y predicado. Vamos a morir sobre el pasto, emiten sin que les gane la risa cuando pasean irredimibles.  

Dejaremos hasta la última gota de sudor mientras que lo que  les preocupa es perder el alaciado del pelo. Y así por el estilo cínico y contradictorio. O un cuate al que nombran cariñosamente como el Chore de apellido Mejía: estaremos concentrados y lo importante es salir a jugar bien desde el primer minuto.

El partido dura 90 minutos y por lo tanto puede pasar de todo, emiten sin pudor.  O lindezas como la del Bofo, sobre si aventaría un zapato a la tribuna a lo que retornó ufano: “primero me gustaría anotar para que eso pasara”. Gags, diálogos de emisión cómica de poca monta.

Buscando de donde agarrar algo para obtener y sustentar  del optimismo que se meten y prodigan, topé con declaraciones del uero con g, Real su entrenador.  Este pastor del rebaño expresó algo así como: cuando nos ataquen nos defenderemos y en el momento que  vayamos al frente los pondremos contra la pared.

A chinga me dije con risita burlona. Pero que el sentimiento de mero dentro del plantel, rezó José Luis,  era de: desquite. Nomas ni menos como cantaba el Clavillazo cómico de la legua nacional.  

Y desde donde se nota a leguas (lenguas) que el  IQ, la inteligencia cultivada, tampoco es el fuerte de todos ellos. Para chutar la esférica con cierto rigor no se necesitan los libros reflexionarán o algún tipo cultivo educativo así sea menor.  Sí a caso son lectores esporádicos de textos motivacionales y revistas del corazón que nunca terminan.

Ya nos acostumbramos a escucharlos decir tonterías sin el más mínimo pudor. Desde las jefaturas de los medios las órdenes terminantes para los reporteros son: sácale como sea, hasta con tirabuzón, algún rebuzne para armar una nota de color. Que la mayoría de los casos es de tonalidad sombría por la ignorancia plasmada.

Uno los observa con sus arreos de entrenamiento perlados de sudores en las pantallas o por el tono de voz trémulo que reproduce  la radio desde donde esas tonterías se las creen como si estuvieran predicando las buenas nuevas desde el monte de Los Olivos.

Y el problema mayúsculo está en los aficionados que las degustan sin producirles flatulencias o por lo menos alguna indigestión intestinal. Ni siquiera se burlan de ellos o los toman a chunga como deberían. Porque lo peor es la contaminación intelectual, emocional, cultural que producen continuamente.

Proceso de simplificaciones y verdades a medias o hasta confusiones flagrantes inverosímiles que los medios difunden, esparcen,   sin el menor pudor,  construyendo un clima de desorden, barullo, caos  bárbaro y de mediocridad rampante que aceptamos sin chistar ni poner cara de juat (what?).   

Cultura deformada que impide mirar, analizar, procesar, juzgar y exigir los correctivos para abandonar los sótanos infernales, últimos o penúltimos lugares de la clasificación del balompié mundial por los que retozamos plácidamente hace muchos años.

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