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Archive for 15 de agosto de 2010

Una vez pasado el partido entre las selecciones de México y España, procedí a buscar a un grupo de aficionados que hubieran asistido al estadio Azteca a presenciar la justa balompedica.

La característica primordial del grupo entrevistado es que provienen del interior del país, no de la capital donde se encuentra situado el estadio Azteca, así es como lo vivieron estos valientes en busca de la “emoción deportiva”… como diría Martí.

Juan Pablo, procedente de Guadalajara Jal, tiene 12 años y es estudiante de secundaria.

Nos dice “lo primero a lo que te enfrentas es el trafico para poder llegar al estadio, hora y media del sur de la ciudad al estadio también en el sur un viaje de unos pocos kilómetros alrededor de 12 a vuelta de rueda”, no traíamos boletos y necesitábamos dos, en las inmediaciones del estadio los revendedores se nos acercaron ofreciéndonos los boletos de $200, a $600, mas adelante a $550 y ya en la explanada del estadio, no sin un fuerte regateo los consiguieron en $400.

Trataron de encontrar a otro grupo que los esperaba dentro del estadio mandándoles mensajes sms de celular, lo que resulto inútil ya que por la saturación de la red llegaban 6 horas mas tarde (típico).

Ya dentro del estadio lo mejor fue cantar el Himno Nacional, ciento diez mil gargantas cantando al unisonó, fue muy emocionante, exclamo Juan Pablo, “nunca vi tanta gente cantando el Himno”.

El ambiente dentro del estadio era sensacional, la ola, las porras, las chevez, las banderas y los mensajes escritos en cartulinas por un grupo de mujeres adolescentes en la fila de adelante, pedían “chicharito embarázame”, “chicharito hazme un hijo” y un gordo que las acompañaba hasta las chanclas sostenía otro cartel que decía “a mi también”.

Cuando el “chicharito” metió el gol en el minuto 19, el estadio estallo, una gran alegría, gritos de apoyo, México se les fue encima, pero inexplicablemente poco a poco fueron bajando el ritmo, nos platica Manuel de 39 años de  Uruapan.

En el segundo tiempo vinieron los cambios ocho por parte de México, nueve por parte de España un verdadero relajo, relata “Quiquis”, de 17 años procedente de Michoacán, para el lo mas notable fue ver las tribunas “pintadas de verde”, por la cantidad de aficionados que portaban la camiseta de la selección nacional.

España “chafa”, nos relata, perdiendo ellos solos pelotas que se les escurrían por las bandas por la imprecisión del servicio, 2 o 3 toques y después la falla, el equipo venia de un merecido descanso y parecía que el partido era una extensión del periodo vacacional.

El equipo Español es uno con Xavi y con Iniesta y otro sin ellos, esos jugadores de enlace hacen que España sea el gran equipo que es, dice Quiquis.

Manuel señala, en el segundo tiempo los cambios desfiguraron a México y un error de marca del Masa propicio el empate, el arquero Corona achico mal, comenta.

España no quería perder y sin haber entrenado jugaron solo quince minutos suficientes para empatar el partido y mostrar su oficio de campeón, “era un partido de exhibición y  ninguno de los dos se empleo a fondo” afirma Manuel.

Hay ahora en México un grupo de chavos muy buenos, se han acortado las distancias entre los jugadores españoles y los mexicanos, hay que trabajar en la mentalidad de los muchachos para que den más.

Patricio de 16 años de Guadalajara, dice el partido resulto aburrido como saldo final.

Después de que España, nos empatara empezaron a arrojar toda clase de cosas en las gradas del estadio, líquidos de dudosa procedencia entre otros objetos.

Era una vez mas la expresión de la frustración, una vez mas estuvimos a tres minutos de ganarle a la “Furia Roja”, que se convirtió en la “furia que arroja” por parte del publico asistente al estadio.

Un resultado que le hubiera dado la vuelta al mundo en los titulares y como siempre nos quedamos en el “ya merito”.

P.D. No se deberían de jugar estos partidos declaro David Villa, ha sido un milagro que nadie se lesionara por jugar sin entrenamiento previo.

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Les dejo aquí un artículo, del Cancha (Del Reforma) escrito por Juan Villoro.

Barrilete cósmico.

El 22 de junio de 1986, en el Estadio Azteca, Maradona anotó el máximo gol tramposo. Quienes estábamos en la tribuna lo vimos buscar un remate de cabeza. La jugada fue percibida en dos tiempos: del asombro pasamos a la duda. Diego no había rematado con la frente. “Fue la mano de Dios”, diría después, convirtiendo la treta en mito.

En la cabina de transmisiones, Víctor Hugo Morales sentenció para deleite del público argentino: “¡Con Inglaterra, hasta con la mano!”.

Seis minutos después, Maradona inventó el máximo gol legítimo. Tomó el balón en su propio campo y llegó a la portería contraria después de dejar en el camino a cinco ingleses. Al celebrar el gol, el Negro Enrique, que le había cedido la pelota, recordó con picardía que ése era juego de conjunto: “¿Viste qué pase de gol te di?”.

Gabriel Batistuta afirma que él hubiera disparado tres veces en el mismo recorrido: de 30 metros, de 20 metros y dentro del área. La magia del gol dependió de la forma en que el protagonista pospuso el final. ¿Qué tenía Diego en mente? Según Valdano, en el último segundo recordó una jugada de 1980, cuando Argentina enfrentó en Wembley a Inglaterra. El partido terminó 3-1 a favor del equipo local. Ahí, Diego tuvo una oportunidad que no olvidaría. Hizo un quiebre de embrujo y quedó solo ante el portero. Quiso colocar el disparo y la pelota salió rozando el poste. Su hermano le dijo que era más seguro burlar al guardameta. Recordó el consejo al concluir su mayor lance. Podía disparar a quemarropa pero en sus botines era más seguro un último regate. El prodigio es la sensatez del genio.

¿Era posible describir el delirio en tiempo real? Ante el micrófono, Víctor Hugo Morales, arrebatado por la emoción, cedió al flujo de su conciencia. Pocos locutores tienen un temple tan controlado y pocos saben enloquecer tan bien cuando vale la pena. Transcribo las palabras del rapsoda: “Ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona. Arranca por la derecha el genio del futbol mundial. Puede tocar para Burruchaga… Siempre Maradona. ¡Genio, genio, genio! Ta, ta, ta, ta, ta… ¡Goooool!, ¡goooool! ¡Quiero llorar! ¡Dios santo, viva el futbol! ¡Golaaaazo! ¡Diegooool! ¡Maradona! Es para llorar, perdónenme, Maradona en recorrida memorable, en la jugada de todos los tiempos: barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste para dejar en el camino a tanto inglés, para que el país sea un puño apretado gritando por Argentina? Argentina 2-Inglaterra 0. ¡Diegol, Diegol! Diego Armando Maradona. Gracias, Dios, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2-Inglaterra 0″.

De inmediato, el cronista advierte que algo se insinúa con poderosa inminencia (“arranca por la derecha el genio del futbol mundial…”). Consumada la proeza, da con un calificativo impar: “barrilete cósmico”. En Argentina, “barrilete” es cometa, papalote.

El gran narrador de las gestas argentinas es uruguayo. Nacido en 1947, en Montevideo, Víctor Hugo es una leyenda de la radio que habla con autoridad de ópera, tango o futbol. El pasado 27 de julio conversé con él en el Palacio de la Magdalena, en Santander, y le pregunté por la narración que es visitada en internet como un santuario. Maestro del ritmo radiofónico, Morales dosifica la importancia de las jugadas: “Si hablo despacio, la pelota está en el medio campo”. El gol de Maradona no dio oportunidad a la calma. ¿Qué pasaba por la mente del cronista? “Había muchas emociones en juego”, comenta: “mi carrera está asociada a la de Diego: debuté en la radio argentina el mismo día en que él debutaba en Boca. Además, estaba el tema de la guerra de las Malvinas, perdida cuatro años atrás, del que nadie quería hablar, pero que determinaba el clima del encuentro, y la situación de México, que no apoyaba a Argentina. Yo había dicho: ‘ni encadenado me vuelven a traer aquí’. Ahora me arrepiento, tengo un hijo que vive en México, voy con gusto, pero no querían a la selección”. El relato es certero. En la final, los argentinos vieron con desconcierto a un público latinoamericano convertido al fervor teutón. “Luego estaba el tema de Bilardo; yo era de los pocos que creía en él como entrenador. Por último, a unos asientos, estaba uno que quería que la selección fracasara”. De esas tensiones salió una narración irrepetible. “Mis amigos me la ponen y me avergüenzo; es como si corriera desnudo por la calle Corrientes”.

La jugada más vista del futbol tuvo vida íntima, en la cabeza de Diego y en la de sus testigos. La hinchada depende de estas complicidades.

También la palabra “hincha” nació en Uruguay. De acuerdo con la leyenda, a comienzos del siglo XX Prudencio Miguel Reyes, talabartero encargado de inflar balones, manifestaba su emoción al borde del campo. “Mirá cómo grita el hincha”, decían los aficionados. Desde entonces el entusiasmo ha hinchado el juego como se infla un balón. Un artesano demostró que en el futbol la pasión es cosa de Reyes.

El 22 de junio de 1986 Diego Armando Maradona dejó sin palabras al planeta, pero no a Víctor Hugo Morales.

http://www.reforma.com/editoriales/nacional/570/1138828/default.shtm

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