Hoy, ante el futuro incierto consulté mi horóscopo. Clarito me decía en el caso de sagitario que soy qué: “independientemente de mi profesión u ocupación tengo que tener la disposición de empezar desde abajo y ascender paso a paso hasta alcanzar la meta anhelada”. Eso decía mi gurú de cabecera Esteban Mayo con mirada escrutadora de saco morado y camisa verde bandera.
Qué tan abajo me encuentro de la escala vital y social únicamente mi persona lo presiente. Creo que milito en clase media acomodada, justa medianía, en proceso de pobreza fulminante. Tal cual millones de latinoamericanos. Mientras tanto chequé que no fuera a ser martes 13.
Antes de salir de las mullidas sábanas puse el pié izquierdo antes que el derecho, propiné tremebundo traspié y, por muy poco, me rompo la madre. Miré que no hubiera trozo de mierda a pesar de que como canta Serrat, pisarla trae buena suerte. Cheque mis amuletos que porto colgados del pescuezo y estaban intactos. Me santigüe tres veces invocando al altísimo.
Cuantos peldaños tendré que remontar, según mi enigmático horóscopo, es otro acertijo que deberé interpretar. Y sobre mi condición de alpinista o escalador hacia la cumbre debería evaluar mis reservas energéticas para disponer la ascensión en empinada cuesta.
Porque variados personajes del deporte, especialmente vinculados al pateo, portan todo tipo de amuletos, realizan cábalas repetitivas, invocan espíritus chocarreros y ofrecen rituales paganos. Nada que ver conmigo que soy descreído cabal.
Maradona por ejemplo, en el torneo negro africano, usó siempre el mismo traje que nunca se arrugaba a pesar de que Messi disparara chueco y lejos del arco. Se dejó crecer la barba para que sus enemigos, que son un chingamadral, tardaran en identificarlo y le confundieran con profeta islámico colado en banco, de entrenar, argentino.
Camino al vestidor siempre insultaba al que se cruzara en camino previniendo los que recibiría desde la tribuna por parte de sus detractores. Usó dos relojes de marca difícil de pronunciar y escribir tratando de emular al guerrillero comandante Marcos al que admira. El mexica desde selva chiapaneca los consulta para nunca llegar tarde a la cita con la historia así sea empuñando las armas de palo (madera).
José Mourinho, disfrazado actualmente de merengue, se desplazó a Kenia a consultar chamanes de oscuras intenciones porque quería importar vuvuzelas a manera de que desde las tribunas del Bernabeu se dejara de interpretar porras al ritmo del bombo, castañuelas y guitarra flamenca
John Terry es poco más vulgarcito. Se estaciona siempre en el mismo lugar cuando aterriza en el estadio para lo cual sale de madrugada debido a la cantidad de automotores que circulan hoy en día. Da tres vueltas a la cinta alrededor de la medias para que bien apretadas, le impidan la circulación sanguínea, y entonces corra desaforadamente tras las de gajos tratando de evitar los dolores concomitantes.
Mario Gómez según biógrafos ilustres consultados de irreprochable vena histórica contemporánea reseñan que nunca canta el himno de su patria ya que ese mutismo le reditúa irreprochables rendimientos sobre la cancha. La realidad, tampoco le cuente a nadie, es que se le olvidaron algunas estrofas debido a que en lugar de participar en ceremonias cívicas escolares, como era bastante vago y gandul desde la escuela primaria, procuraba irse de pinta con sus cuates teutones para consumir litros de cerveza.
El multicitado y denostado consistentemente, Raymond Domenech, confía ciegamente en la astrología. Lo suyo, lo mero suyo nunca fue dictar cátedra sobre táctica y estrategia en el terreno de juego de los blues, como nos constó a todos en el batidillo que produjo en Sudáfrica.
Sino poner bajo la Torre Eiffel un modesto puestito donde le pudiera leer el destino e interpretar los signos de planetas y asteroides al torrente de turistas que pululan por ahí. Por tres francos te entregaba una hoja impresa de computadora donde aparecía Andrómeda, Plutón y el cometa Halley en la que predecía las quinielas del balompié galo. Sarkozy, el señor Bruni, era uno de sus más conspicuos fanáticos.
Sus malquerientes, detractores contumaces, propalaron su manía, confesada en chou (spanglish) de tv, que consultaba el zodiaco y los ascendentes y descendentes de sus jugadores para montar las alineaciones. El problema de tanta derrota y parado defectuoso se incrementaba en tiempo de lluvia debido a la cantidad de nubes que le impedían mirar al cielo.
El denostado argen-mex , Ricky Lavolpe tenía también sus manías esotéricas. Fumaba como chacuaco y se envolvía en nube tóxica para poder enviar instrucciones a sus pupilos y tampoco ser interpretado por los contrarios.
Entrenó a los ratoncitos seleccionados aztecas, televisos con cierto éxito pero muchos tunde-máquinas lo calificaban de hígado encebollado por mamón además de que se le entendía bastante poco hasta en las conferencias de prensa debido al lunfardo que utilizaba igualmente para dictar instrucciones a sus pupilos.
Se colgaba del cuello para que los espíritus no le traicionaran nunca una corbata milagrosa con estampados de dragón chino auténtico que expulsaba fuego, para nada adquiría en Tepito, barrio de la piratería local. Tal terno le hacía representar el papel de padrotillo de barriada siempre dispuesto a ejecutar una cumbia con vedete lujuriosa en película antigua del cine mexica clásico.