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Posts Tagged ‘Staples Center de Los Ángeles’

La familia Chávez recibió su regalito adelantado de navidad. Es una franquicia que gira en torno a la trayectoria de Julio César un boxeador de calidad indiscutible. LVa al Salón de la Fama y no sabemos si también la museo de cera. Les otorgaron campeonato mundial. La mafia del boxeo. Las imágenes de su ingreso a los cuadriláteros cuando disputó peleas memorables, de fiereza increíble.  Acompañado de unos niños que eran sus hijos, uno tan pequeño que habían de conducirlo en los hombros. Difícil saber si se daban cuenta de la magnitud del evento que les tocaba vivir. Otras del gremio boxístico menos quieren que su progenie se vincule y menos se dedique a imitarlos en esa ruda profesión.

Aquí fue distinto. Esos infantes, Omar y el clon de su padre, decidieron dedicarse a esa actividad. Intercambiar golpes y poner en riesgo la vida. Las peleas de ambos, tuteladas por empresas promotoras de muchos dólares, y a la sombra de la televisión, básicamente la TV Azteca, donde su papá es comentarista, fueron muy cuidadas. Los fueron colocando y subiendo poco a poquito. Un escalón tras otro. Siempre a la sombra protagonista y del prestigio paterno. Se trataba de elaborarles un currículo que despertara la atención del respetable público. De los mirones y de los que van a la ciudad del juego, a chupar, perder sus dólares,  y se dan escapada a mirar una guanteada.

Los rivales que les colocaban eran a modo.  Y, en esa secuencia, premeditada, arreglada fueron ganando no por decisión sino por la vía del cloroformo que se traduce en nocaut.  Para que no quedara duda del poder de sus puños y pegada, que se quería a toda costa y trucos adyacentes, que fuera similar a la de el jefe de jefes de sus familia. Que también recibió algunos impulsos artificiales de esos que tampoco se notaron mucho. Ese es el secreto que una carrera fulgurante y despampanante en el negocio multinacional del boxeo donde la televisión juega un papel primordial. Esa actividad estaba fallecida para la telera. Y recientemente el duopolio la ha resucitado aprovechando el repliegue familiar que se resguarda en casita por la violencia circundante.

Las contiendas que presencié de ambos broders Chávez eran bastante malitas. Tampoco se les notaba recursos, calidad y hambre suficiente para destacar. Tenían, portaban carencias increíbles. Tengo la impresión de que entrenaban bastante poco. Omar tiene un poco más de calidad que Julito. Quién incluso fue suspendido por usar sustancias dopantes, disque para bajar de peso. Era tan malo que hubieron de contratar al entrenador del filipino Manny Pacquiao para que lo sacara de la tumba infame donde se encontraba, y que no le llevaría ni a un título de paja de alguna de las múltiples asociaciones aldeanas que proliferan. Freddie Roach se llama el manager, por cierto portador del mal de Parkinson.

Uno de los pilares de esa resurrección es la franquicia Chávez. Que viene en paquete. Padre comentarista y par de vástagos peleadores. No se puede perder en esa apuesta, y había redactado apesta. ¡Por algo será!  Julio César el gladiador insustituible se presentaba en estado inconveniente y en numerosas ocasiones hacia comentarios inteligibles y con fraseo que parecía permeado por frenillo.  Fueron proverbiales e inolvidables sus intervenciones. Confundía a los contendientes, los lugares donde se celebraban las funciones, las esquinas, los golpes, las tácticas y todo lo demás.

Era como una comedia de errores que sus compañeros loros del micrófono trataban de ocultar y de sacar al buey, de Julio César, de la barranca donde se metía continuamente. Por cierto Lamazón, un argemnex notable por demagogo,  y su pareja son insufribles. De una verborrea, me dieron ganas de escribir gonorrea,  indigna de seres medianamente racionales, sensatos. Algún día nos ocuparemos de ellos. Fabulistas por encargo definen en sus narraciones parciales y cargadas el destino que quieren inducir de los cotejos boxísticos. De los gladiadores que las empresas quieren encumbrar entre los que se encuentran primordialmente los de la franquicia Chávez.

La confrontación del sábado por la noche donde se disputaría un título medio tenía por protagonista al junior de la franquicia que se calca con su jefe biológico. Casi nadie le vio triunfar en la pelea del Staples Center de Los Ángeles. Decisión mayoritaria de unos jueces, uno otorgó empate y el otro par triunfo mexicano, que tenían la consignas de forjar un nuevo ídolo y campeón. Sebastian Zbik el alemán campeón destronado y “robado” tenía un record impresionante 30 peleas y sus respectivos nocauts además de una trayectoria amateur bastante respetable. Tenía pegada y la ejercía entonces.  

El despojo al que fue sometido muy posiblemente se dio con su consentimiento. La mayoría de sus golpes le entraban al junior sin problema, Careció de defensa que los resguardara. Conseguía repeticiones una y otra vez que a otro púgil, de haber aplicado la fuerza necesaria, lo hubieran enviado a la lona sin problema. Pero a no al junior al que le marcó únicamente los golpes careciendo de contundencia dejándolo vivir. Basta mirar su cara, la del vástago de Chávez, para notar que fue un blanco absolutamente vulnerable. Julio Chico con Ch., aventó menos golpes que el teutón en 12 episodios. Zbik tiró 834 golpes y conectó 391, 47% de efectividad, mientras que el JCJ, tiró 796 y pegó 256, para una puntería del 32%. Zbik que se presentó invicto conectó el 75% de sus envíos en los primeros siete asaltos. Un tongo monumental. Vamos a mirar posteriormente como lo compensan, a Sebastian. Que a lo mejor se llevó tajada adicional apostándose en contra.

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