Aquí nos quejamos siempre de la televisión. De la manera como tripula, exagera, esconde y minimiza las vergüenzas del balompié nativo. Ayer en el día de campo que les colocaron a los ratoncitos de En la Torre contra los de Oceanía, la transmisión de Televisa dio cuenta puntual del grupo de minusválidos que habían traído, sin vergüenza ni pudor, para robarle sus dólares a los paisanos. Un robo frente a 45 mil que pagaron una dolariza por presenciar un fraude maquinado. Ni donde quejarse. Todavía tampoco existe la Procuraduría Federal o Mundial de Defensa del Consumidor Futbolístico Saqueado. PFMDCFS.
Me había olvidado de ese mondongo pateador. A pesar de que lo había registrado en la memoria. Estaba enfrascado en otros menesteres cuando en una televisión que se me cruzó aparecieron los roedores disfrazados de oscuro contra unos atléticos mofletudos que se identificaban cómo de Nueva Zelanda. Desgraciadamente me detuve y los miré. Error que tampoco me perdonaré. No tuvo madre. Ni en un entrenamiento de los del entorchado nacional contra la selección de Tecozautla Hidalgo donde la mayoría de los habitantes portan problemas de artritis crónica, podría haber sido similar al batidillo presenciado este martes.
No habría dedicado ni una línea a ello. Antes al contrario. Tuve pesadillas que me remontaron al infierno donde un grupo de chambones, cojos, lisiados, entumidos, encadenados, jamás atinaban a tocar una bolita que les rebrincaba pizpireta y siempre fuera de control. La oncena que paró el Chepo en el primer lapso, comparada con sus rivales, parecía una especie de Barca pero vulgar y correlón, frente a otro equipo de jubilados de la cuarta edad que en la delantera coloca a par de atacantes en silla de ruedas. Y un par de medios con muletas. Olvídate me comenté y a otra cosa mariposa. Es indignante pero repetitivo aunque forma parte del bisne inmoral que se practica desde la FEMEXFUT, Femexfuchi, para atracar a los migrantes en estos partidos moleros pero de ingredientes podridos, descompuestos, indigestos.
Al siguiente día, al contrastar las crónicas que normalmente repaso sobre los acontecimientos deportivos, ¡cual sería mi sorpresa con los textos leídos! Normalmente consulto, Reforma, Universal y La Jornada. No hay tiempo para más aunque sé que discrimino. El material impreso sobre el entrenamiento donde el sparring importado de casa de la chingada no dio una, en el caso del diario de origen regiomontano era, por decirlo con levedad, una especie de cuento de hadas donde el espectáculo ofrecido había sido digno de florilegios inadmisibles por su falta de objetividad, verdad y decoro. Una engañifa infame de parte de él enviado especial Luis Homero Echevarría. Al que deberían regalarle un manual de periodismo de párvulos para que notara su carencia de ética y respeto por los lectores.
“Nueva Zelanda colaboró con sus carencias, no solo al intentar salir, sino al querer defender” . Imagine una selección nacional que no sabe salir y menos defender. Nomás. Agregando entre otros párrafos maquillados por la complacencia para los roedores negros que “los de Oceanía estuvieron lejos del nivel aceptable del pasado Mundial 2010”. Lo que no tiene jefa es afirmar que “México goleo, (en qué condiciones) encontró mejores vías de ataque, (frente a unos chambones infames que no atinaban donde colocarse en el potrero que se presentó por césped), mostró solidez defensiva, (los contrarios no habían disparado una sola vez a la portería el primer tiempo de Memo el rizo volador se escuchaban sus bostezos hasta Los Pinos). ¿Dónde se jodió la crónica deportiva? Seguro, Homero había fumado de la verde que le resultó oscura y bajo los influjos del humo mareador observó lo que sus ensoñaciones o patrones le impelen a redactar.
En el Universal construyeron una oda a la resurrección y entroniza miento del Gio como el nuevo, renacido Coloso de Ébano Tenochca que sustituirá al Mesías, Messi pa los cuates, próximamente. Una serie de florilegios propios de un bardo narrador aldeano, al que le indujeron a exagerar virtudes ante rivales paralizados, primitivos, infames a los que hasta Chespirito, que ya tuitea con ochenta años a cuestas, les hubiera realizado túneles, caños, tacos, sombreritos y hasta la cuautemoquiña sin tacos. “Fue el comandante que se requería para organizar un ataque caracterizado por el vértigo”. El autor que debería ser reclutado para alguna serie de textos sobre ciencia ficción se denomina como Daniel Blumrosen enviado. Lo demás dejo de transcribirlo porque me genera nauseas. ¡Vive Dios!
PD. Bienvenido el Petardo que se había dedicado a estudiar…
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